UD2. Símbolos de una revolución
Los símbolos de la Revolución Francesa
Muchos de los símbolos de la Revolución Francesa han perdurado en el imaginario colectivo llegando en ocasiones hasta la actualidad. Dentro de esta simbología también la música fue muy importante, en especial La Marsellesa, que se consagró como himno nacional de Francia. Desde el inicio aparece un nuevo lenguaje simbólico que continuará enriqueciéndose a lo largo de todo el período. Los revolucionarios buscaron en dos fuentes principales las imágenes para asociar a sus ideas fundamentales: la Antigüedad Clásica y la masonería. Esta influencia trajo también la adopción de símbolos como el gorro frigio, el haz lictor, la importancia de gestos como el juramento con el brazo extendido, la moda de los nombres de origen romano…
El gorro frigio
El gorro frigio era una especie de caperuza, de forma aproximadamente cónica pero con la punta curvada, confeccionada habitualmente con lana o fieltro. Supuestamente, su origen se encuentra en la región de Frigia, Asia Menor, en la actual Turquía.
En el arte griego aparece como atuendo característico de los orientales. Parece ser que en época romana, el gorro frigio (llamado pileus) era el distintivo de los libertos. Se cree que por esta razón, durante la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa fue adoptado como símbolo de la libertad.
El origen de la imagen de La Marianne parece que data de la antigüedad clásica o quizás incluso antes. La Democracia ya se representaba bajo rasgos femeninos, con un timón a sus pies y un saco de trigo volcado por la mitad. A partir de 1789, las esculturas y los cuadros representarán personajes femeninos que llevan con ellos los valores de la Revolución francesa y en cuyo primer lugar está situada la Libertad. La efigie de Marianne representa igualmente a la Masonería liberal que se plasmó en el Gran Oriente de Francia
LA MARSELLESA. EL NUEVO HIMNO NACIONAL
La Marsellesa, actual himno nacional de la república francesa fue escrito y compuesto en abril de 1792 por el poeta, músico y militar J. Rouget de L’isle en Estrasburgo. Pocos días antes en París se había declarado la guerra contra Austria. De L’isle se encontraba destinado en el batallón “Enfants de la patrie” y fue entonces cuando desde la alcaldía de la ciudad se convocó a varios oficiales franceses, pidiéndoles que se compusiera un himno patriótico que exaltara a las tropas del Rhin. El músico, supuestamente inspirándose en la letra de un cartel que rezaba: Aux armes, citoyens! ( Ciudadanos, a las armas), compuso una canción que a la postre sería el himno llamado primero como “canto de guerra para el ejército del Rhin“. De fácil y pegadiza melodía fue rápidamente aprendido por los soldados, difundiéndose después por todo el país. En julio un grupo de voluntarios marselleses que marchaban hacia la capital entraron entonando el himno.
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